Espontáneo
Hola :) he vuelto a escribir, la vida es rápida y en ocasiones te olvidas de aquello que te mantenía viva algunos meses atrás.
Espero y puedan sentir como me sentía en ese momento y si tienen alguna duda del por qué me avisan.
He visto como se miran, como caminan y como se esperan lo
mejor en cualquier situación. Y he buscado en mi interior el espacio que me
falta para ser como ellos ¿Es acaso que no merezco tener algo que sea tan puro
que dentro de cualquier oscuridad pueda ser fácil de encontrar?
Vuelvo a la rutina que me asedia, me busca y tiene éxito en
arrancar de mí el intenso borlote del vivir. En serio es difícil estar de pie
cuando ni siquiera el Dios al que miras al despertar te quiere viva. Da
tristeza y deja de ser gracioso cuando tiemblas de dolor y sigues empujando la
daga solo porque alguien te quiere ver caer. Estás experimentando la sociedad y
parece que no encajas, buscas un espíritu como el tuyo, que haga par, que no te
deje a la deriva como el resto pero parece que no existe, está vacío y no te
pertenece ¿es, acaso que ellos no sufren? Que ellos nunca en su ser han sentido
la mirada despectiva de raro. Nunca se han visto envueltos en el placer banal
del fin, del suicidio ¿del desamor? Es tal vez que, no es externo, sufren en
silencio, calladitos, sin gritarlo. Lo guardan en una caja, la caja del después
y dime si se abre, dime que sí. Dime que no soy el único que se detesta, que
baila en fila con la muerte y se burla del desliz tan simple que la puede
ocasionar y juego con navajas y juego con cortinas, me causa un placer el mirar
a mis padres llorando, mis amigos cayendo y yo enterrada. Ese sentimiento es
especial. Único en la vida que no alcanzaré al envejecer.
Todo lo que escribo tiene una rima. Siempre que se
encuentran me causa gracia y lloro. Están tan latentes las mismas que no
necesita esfuerzo, ni carisma. Ellas solo salen, ni siquiera se despiden, están
ahí y se miran, y sonríen.
Siempre estaré aquí, en la jodida vida aleatoria, vaya aquel
estúpido que piense que la vida es aleatoria solo para desencasillarse de una
creencia. La suerte no existe, solo existe la vida. Me hundo en la
desesperación del sentirme con la soledad y la tristeza y recuerdo aquellos
días que no sabía de otra manera de vivir, se extraña esa rutina, se espera aún
más dolor. Un suspiro siempre me acompaña y esta mochila que me evita moverme
rápido, ¿Qué llevo en ella? Todo, todo y nada. No llevo nada que me sirva, sólo
pendejadas. Nada de esto sirve, nada me busca, nada me necesita. Sigo
escribiendo mirando mi reflejo y sé que cuando revise esto se verá como la
estupidez número 21, que la primera fue nacer. Sin esfuerzo acabo de casi
terminar una página, esperando el rechazo, pensando en él y en mi ahijada que
no pasa un día sin que piense que no soy digna de acompañar a un niño, que le
debo enseñar a vivir, vivir que es algo que nunca aprenderé a hacer. Me odio y
te odio. Las amistades que he conocido son tan superfluas, de aquellas que no
darían ni la vida por ti. Las emociones se guardan en mi pecho y en un espacio
en el abdomen estoy llena de aire y por eso suspiro mucho. No estoy enamorada
porque nadie acepta mi amor. Lo he intentado pero no se ha podido, siempre hay
alguien mejor que yo, nunca he sido la primera opción, pudiéndolo dando todo,
queriendo dar hasta mi alma, no he recibido más que nada.
Tal vez todo esto es un sueño y, en algún momento pueda
quitarme el velo y mirar todo con simpleza, ni medio vacío ni medio lleno, ni socialista
ni anarquista, solo lo que quiero ver. Tal vez algún día sea esa niña buena que
nunca ha tocado un hombre, y no solo esa que en un momento le perteneció a la
noche, a la luna y a las estrellas. Nunca sabré que es la normalidad que eso no
existe, no hay supuestos, no hay razones para serlo, ni tú ni yo, ni el mar; ni
el sol. Que la historia no la crean los normales y eso, aquellos que te obligan
a serlo nunca lo entenderán. Continúa siguiendo a las masas que el mismo
sistema te elimina cuando se ha cansado de ti.
Muchísimo tiempo ha pasado hasta que me dieron la
oportunidad de vivir y parece que no sé qué hacer con eso, debería de irme que
ya se me hace tarde, pero el escribir me calma las ansias del suicidio. Y veo
el tiempo pasar, y veo cómo se van y veo que la vida se está acabando, pienso
en mis sueños y en el futuro y como se cumplirá. Siento que se calman las malas
energías y que la tristeza se va, pero sé que sólo es el comienzo, que en la
noche me voy a derrumbar pero, después de lo que pase, si es que pasa, estaré
bien, me voy a componer y volveré a estar aquí, con las sonrisas falsas que me
he inventado para ellos, el labial rojo y una conversación tan vacía que
estallarán los ecos que nunca han existido.
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